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Hablemos de porno feminista

Hablemos de porno feminista

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Hablemos de porno feminista

Hablemos de porno feminista

Por Pame Clynes

No recuerdo cuando fue la primera vez que vi porno en la televisión, pero seguramente fue en mi casa. Los que fuimos adolescentes en los noventas, antes de Netflix y Prime Video, sólo teníamos cablevisión, y el canal donde pasaban películas de soft porn gratis era Cinema Golden Choice. Claro, en un horario después de las 12 de la noche.

Lo que sí me acuerdo, y que por mucho tiempo me atormentó, fue lo que sentí la primera vez que vi algo en YouPorn; videos hardcore enfocados solamente en la penetración. Repulsión, asco, dolor, violencia, enojo, tristeza, agresión, miedo… Mil preguntas me llegaron a la mente. ¿Esto es el sexo? ¿Lo que estoy viendo es pasión? ¿Así me tengo que mover? ¿Así me tengo que ver? La creencia de que tenía que tener bubis grandes para gustarle a los hombres se apoderó de mi mente. No dejaba de pensar en que mis pechos eran minis comparados a los de las mujeres a cuadro.

¿Es normal gritar así? ¿Apoco a los hombres les excita ahorcar a las mujeres?   ¿A las mujeres les excita que los hombres eyaculen en sus caras? ¿Cómo saben que les gusta si no se hablan entre ellos? ¿Qué? No se vale hablar. ¿Estará cómoda en esa posición? Hacen tales acrobacias que a momentos parece que se les va a romper el cuello. Honestamente no podía creer que realmente la mujer estuviera disfrutando ese tipo de sexo. Todo lo que vi fue dominación masculina, y subordinación femenina. El 80% del lente pornográfico es la penetración pene/vagina y pene/ano. Así descubrí que tengo nula excitación sexual por los close-ups de la penetración. De hecho, me causaron el efecto contrario. Me parecen perturbantes. Se me revolvió el estómago y me dieron ganas de vomitar.

¿Y los besos? ¿Dónde quedaron los abrazos, las caricias? ¿Dónde quedó la risa? ¿Dónde quedó la fantasía, la sensualidad, la ilusión y el romance del sexo que me enseñaron las películas de Hollywood? Me di cuenta que no estaba viendo nada humano, pues mi mente estaba siendo bombardeada por imágenes de mujeres tratadas como un vil objeto.

La palabra Porne en griego significa prostituta, y la palabra Grapho viene de escribir, ilustrar, documentar. La pornografía es un género cinematográfico, como si hablamos de comedia, drama, o terror. La pornografía es actuación; ficción con muy mala iluminación (acuérdense que soy noventera). No es educación sexual, y aún así para muchas y muchos ha sido la primera (tal vez única) fuente de su educación sexual, y el resultado de una adicción y paralización, en especial en los niños y adolescentes. Ellos están aprendiendo que su valor sexual se define en el tamaño de su pene y en una erección que dura horas y horas. Ahora imagínense si el 90% de los niños de 12 años está viendo pornografía de manera regular, qué podemos esperar.

En el caso de las niñas, ellas están aprendiendo que su valor sexual se define en el placer del hombre y en cómo se “debe ver” su cuerpo. Yo me pregunto, ¿cuántos de ellos están imitando lo que están viendo? ¿Cuántos papás siguen evitando las conversaciones de sexo con sus hijos? ¿Qué porcentaje de este grupo desarrolla severos cuadros de depresión, de desórdenes alimenticios, de suicidios?

Sabemos que en cada página de porno mainstream hay diferentes categorías y niveles. Hoy en día encuentras toda una variedad dentro de las categorías de mujeres con mujeres, estudiantes de universidad, tríos, orgías. Puedes escoger por edades, nacionalidades, raza, tipos de cuerpo… Pero, también existen las categorías de violación, humillación, crimen y abuso. Todo esto gratis y de fácil acceso.

Se nos olvida que la pornografía nada en el mismo mar de la prostitución. Que trabaja de la mano con la trata de personas, la solicitación, el lavado de dinero en los tables, strip clubs, empresas de escorts, los spas de masajes con happy ending…

Cuando vemos pornografía se nos olvida que existen pimps que violan a las mujeres, las maltratan, les pegan, no les pagan… Se nos olvida el feminicidio. Por cada estrella porno que gana billones de dólares, hay miles de niñas y mujeres en las calles, víctimas de violencia. Si eres hombre y estás leyendo esto, no olvides que por cada dólar que gastas en el cover de un Men’s club, super acá, high end como el Rhino’s de Las Vegas o por cada tanda de mujeres que contratan para una despedida de soltero, hay miles de niñas y mujeres afuera que son sobrevivientes.

Con esta reflexión no estoy diciendo que no veamos pornografía. La pornografía está metida hasta en nuestra cocina, nos guste o no. Mis palabras no vienen de ningún lugar moral, ni religioso, ni de censura. Yo soy pro libertad sexual y me parece de lo más sexy ver pornografía con tu pareja. Con esta reflexión invito a que mejor veamos porno feminista, y que dejemos que consumir en esta industria que contribuye en la opresión de la mujer.

Creo que hay una idea equivocada sobre qué es el porno feminista. Muchas personas piensan que es puro romance “cursi” de parejas abrazadas y cuchareando viendo el atardecer. WRONG!!!!!

El porno feminista nos habla de ética, igualdad de género, y justicia íntima. No tiene nada que ver con que sea aburrido y que le falte vainilla.

El porno feminista es un negocio que aboga por que las personas, o las actrices y actores mas bien, sean tratadas con dignidad y respeto tanto a cámara como fuera de esta. Las mujeres no somos nada más tetas y hoyos. Los hombres no son nada más penes gigantes.

El porno feminista se preocupa por ceder la silla directorial a las mujeres. Sí, las mujeres también pueden dirigir películas porno. Es pornografía que refleja a cámara autenticidad, química y conexión mutua. Está más apegada a la realidad, sobre todo en cuanto al placer femenino. Es porno que se preocupa por la salud sexual y la práctica de esta.

Erika Lust • Directora - Cineuropa

Erika Lust, directora de cine para adultos

El sexo entre hombre y mujer no tiene que estar enfocado todo el tiempo en la penetración pene/vagina, o en otros orificios. El sexo es algo que hacemos con todo el cuerpo, y eso se debe mostrar en la pornografía también. Y hablando de cuerpos, también demostrar cuerpos reales: mujeres con celulitis, hombres con panza.

El sexo lo vemos en todos lados, pero no hablamos de ello, por lo que el porno feminista busca moldear la cultura sexual de tabú y estigma con la que crecimos y al mismo tiempo dar a conocer la perspectiva sexual femenina.

Todas las personas somos vulnerables a la pornografía. Tener curiosidad de verla, y masturbarse con ella, es completamente sano y normal, pero como en todo, es importante saber/aprender a diferenciar lo que nos nutre de lo que nos destruye. Demandemos ver un sexo, tanto físico como emocional, seguro para nuestra mente, cuerpo y alma.

@pameclynes

@peacewithpain

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