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Una analogía entre la moda y la escultura

Una analogía entre la moda y la escultura

Una analogía entre la moda y la escultura

Una analogía entre la moda y la escultura

Una analogía entre la moda y la escultura

Por Fernanda Rodríguez

Si la escultura es crear figuras en tres dimensiones trabajando un material, entonces el diseño de modas es la técnica equivalente cuando ese material es una tela. La lógica es bonita, sin embargo, ver la ropa como una escultura es una perspectiva romántica que no siempre aplica, especialmente cuando hablamos del uso cotidiano que le damos a nuestras prendas. Pero, ¿Hay casos en los que sí es válido sustentar está equivalencia? Y sobre todo, ¿Cuáles son los beneficios de reflexionar sobre los vínculos entre estas dos disciplinas?

He estado meditando sobre las fronteras entre la moda y la escultura desde que conocí el trabajo de Madame Grès hace unos meses. Para los que todavía no sepan quién es, Madame Grès fue una diseñadora de modas francesa cuyos diseños, creados entre los años 30 y hasta principios de los 80, han sido muchas veces descritos como auténticas piezas escultóricas. Es bien sabido que Grès siempre dijo que ella había querido ser escultora y, que para ella, era lo mismo trabajar con tela que con piedra. Su técnica consistía en el proceso de drapeado, método ancestral del diseño de modas en donde la ropa se crea ciñendo la tela directamente al cuerpo – o al maniquí, en su defecto – sin haber hecho antes un patrón.   

Madame Grès: diseñadora de esculturas | Blog de DSIGNO

Piezas de Madame Grès

La mayor parte de las marcas de moda actuales no utilizan el drapeado, sino procesos de patronaje industrial mucho más rápidos y rentables, pero pensar en la fabricación de la ropa como lo hacía Madame Grès, sin duda se parece mucho más al arte de esculpir. Sus vestidos advierten claramente un modelaje sobre el cuerpo, una concepción escultórica, con cada pliegue de tela ideado como parte de una obra maestra. Se dice que sus vestidos podían tomar hasta 300 horas en ser completados y cada plisado era hecho enteramente a mano para que el vestido siguiera cuidadosamente la forma del cuerpo y no al revés. No me queda duda de por qué a través de la historia, numerosos curadores de arte han hecho exhibiciones con su trabajo, desde el Museum of FIT hasta el Musée Bourdelle y el Met, considerándola siempre una verdadera artista.

Otro caso digno de contarse es el de Roberto Capucci, diseñador italiano que durante toda su carrera se ha balanceado en la línea entre la ropa y la escultura, a menudo relacionando, y a veces hasta combinando, los conceptos de arte y vestido. Sus diseños, a diferencia de los de Grès, son tridimensionales aún cuando no se encuentren exhibidos sobre el cuerpo. Sumamente geométricas, sus obras son el epítome de lo que significa hacer de la ropa una escultura. Más allá de esto, Capucci trabaja como un artista más que como un diseñador, exponiendo sus creaciones en museos y exhibiciones en lugar de pasarelas y editoriales.

El arte en la moda de Roberto Capucci | MyStyle Giglio ES

Roberto Capucci Capucci posando a un lado de algunas de sus piezas

Sin embargo, para ver las similitudes entre la moda y la escultura ni siquiera tenemos que irnos a casos tan evidentes como los anteriores. Todos los diseñadores de moda comienzan trabajando bajo esquemas de sensibilidad similares a los de un escultor. En la escuela nos enseñan que no debemos comenzar a diseñar sin antes haber aprendido las nociones del cuerpo humano y su movimiento en el espacio (a través del dibujo), así como las restricciones físicas que debemos tomar en cuenta para cualquier creación (como lo es la selección de los materiales correctos). Ya sea para un diseñador de moda o para un artista, tener en cuenta estas consideraciones es igual de primordial, tanto para realizar un buen diseño como para construir una gran escultura. 

Podemos pensar que la disparidad entre una escultura y una prenda, no llega hasta el momento en el que entran en juego los factores de venta, porque si algo tienen en común los dos diseñadores mencionados anteriormente, es que ambos, a su manera, siempre se mantuvieron alejados de las modas pasajeras y de las tendencias. Como si de un verdadero artista se tratara, tanto Grès como Capucci, esculpen piezas únicas que no están basadas ni en practicidad ni en rentabilidad, y tal vez sea por este principio, que sus prendas son híbridos entre arte y diseño. 

Sin embargo, también creo que el significado de obra de arte es un valor imaginario que creamos todos, y el otorgárselo a la ropa puede traernos muchos beneficios. No, no me consideren loca, piénsenlo un momento… En la moda, la comunicación se produce no solo a través de la noción de estilo, sino también a través de las formas, las siluetas y el volumen de las prendas. Si pensamos en la ropa bajo el prisma de la escultura, si los colores, las formas y el volumen de nuestra ropa significaran más que una estética pasajera y les asignáramos también un valor artístico, como si de esculturas se tratara, estaríamos objetando ante una cultura que normalmente nos incita hacia lo vacío y lo efímero. 

Resignificar la ropa como más que solo pedazos de tela puede ser una manifestación contracultural sumamente poderosa. A los diseñadores, los libera de las limitaciones de la producción en masa, y a los consumidores, nos permite oponernos a una industria que insiste en hacernos ver la moda como desechable. Pensar en la ropa con una connotación escultural desequilibraría el sistema, porque nadie se atrevería a tirar una escultura, ¿o sí? De acuerdo, sí, tal vez la escultura y la moda no son para nada la misma cosa, pero no está mal que de esta reflexión se nos quede algo… el valor es una construcción colectiva, y así como la escultura es el arte de esculpir, la moda puede ser el arte del vestir. 

Referencias:

Roberto Capucci’s Sculpture Dresses

Madame Grès, The Sphinx of Fashion

Conoce más sobre Fernanda Rodríguez en @ferrodriguezca

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