La Importancia de la Salud Mental en la Moda Mexicana: Un Diálogo Necesario Para la Industria
Por Anna Nieto
Entre comparaciones constantes, salarios precarios y jornadas extenuantes, se desarrollan la mayoría de las personas que trabajan en la moda, pero ¿podemos hacerlo diferente?
O al menos, acompañarnos en el proceso.
Siempre me ha gustado pensar en la moda como una herramienta política y de autoconocimiento, un medio de expresión que en ocasiones expresa más de lo que me gustaría. Es un encuentro personal que tiene la capacidad de contarle al mundo un poco de mí, y no, no solo lo que me complace contar sino todo aquello que va más allá de las palabras, mis miedos o inseguridades.
Para nadie es novedad que la moda siempre ha sido vista como un medio para hablar de identidad y estilo, y aunque me encantaría que este texto se tratara del ritual de escoger qué ponernos cada mañana y el impacto que esa decisión genera en nuestro estado de ánimo, autoestima y bienestar general, este texto más bien trata sobre la relación entre la salud mental y el trabajo dentro de la moda.
En México, tres de cada 10 personas padecen algún trastorno mental a lo largo de su vida y más del 60 por ciento de la población que sufre alguno de ellos no recibe tratamiento.
Según cuenta el sociólogo Owen Jones en una de sus columnas para The Guardian, las profesiones creativas son cada vez más un monopolio de las clases altas, puesto que solo la gente adinerada puede trabajar por los salarios ridículos o inexistentes que ofrecen. Las presiones psicológicas y económicas están tristemente en todas partes, pero en la industria de la moda, parece existir una especie de norma no escrita que dicta que los trabajadores deben mostrar una devoción total hacia su trabajo, como si fuera un mandato implícito.
Las exigencias van desde ser físicamente delgados, con un estilo que pese a ser repetitivo deje en claro que se sabe de moda y tendencias, además de, básicamente la dosis hegemónica que implícitamente la industria exige.
Todo esto sin mencionar lo común que es escuchar historias de trabajadores sin paga, seguro médico, y ni que decir sobre sindicatos en la moda porque es una realidad que en muchas áreas creativas la palabra sindicato se escucha a la par del sonido de un grillo de fondo.
En el artículo anterior hablamos de una opción para comunicadores de moda, la comunicación y periodismo lento y aunque sin duda es un gran herramienta para hacer frente a una era de consumo masivo, hace unos días hablaba con algunas personas dentro de una de las producciones de moda más grandes en nuestro país y estas fueron algunas de las problemáticas que resaltaron en la conversación:
La naturaleza competitiva y volátil de la industria de la moda, combinada con la inseguridad laboral y la presión para mantenerse al día con las tendencias, la falta de estabilidad en el empleo y la constante comparación con otros profesionales del sector que nos arrojan a los brazos de la desmotivación y la desesperanza, se que suena dramático, pero es una realidad.
Sumemos a esto la autoexigencia y el perfeccionismo, que juegan un papel importante en un ambiente donde la innovación es valorada, los trabajadores nos enfrentamos a estándares extremadamente altos para realizarnos en nuestras áreas de trabajo, lo que puede llevarnos a niveles insostenibles de estrés y ansiedad. Y aunque estos últimos parecieran ser los eternos compañeros para quienes se desarrollan en la moda, o en las industrias creativas, no deberíamos normalizarlos como efecto secundario.
Los transtornos de la imagen corporal, es una realidad que pese a la cantidad de información a fuera nuestro aspecto físico siempre es un blanco a la critica. Pareciera que no pero en pleno 2024 trabajar en moda traer consigo una presión gigantesca para mantener una apariencia física específica y cumplir con estándares de belleza muy poco realistas.
Desafortunadamente, otro factor es el abuso y el acoso en el lugar de trabajo que son a la fecha problemas muy comunes en la industria de la moda. Esto puede incluir algún tipo de acoso sexual, intimidación, discriminación y explotación laboral.
Esta demás mencionar el impacto emocional y psicológico de tales y detestables experiencias.
Con eso sobre la mesa, me pregunto, ¿Se puede hablar de salud mental en los espacios de trabajo dentro de la moda o las industrias creativas?
Pese a que pareciera lo contrario, sigue siendo complicado, son muchos los espacios laborales que no ofrecen apoyo a sus trabajadores, e incluso mantienen prácticas que empeoran las condiciones preexistentes o provocan, de manera directa e indirecta, trastornos como depresión, ansiedad, entre otros.
Mi experiencia no ha sido precisamente más alentadora, mis días en la moda comenzaron en inditex a mis 19 años y aunque debo admitir que aprendí muchas cosas, mi salud mental claro que sufrió los estragos.
He trabajado en áreas muy diferentes entre sí, dentro la moda, he tenido jefes de todo tipo, desde espirituales que no ven la explotación laboral como un problema si no como un acercamiento a la iluminación (gracias al honor del trabajo) hasta un personaje que desde NY me lloraba por videollamada para que no dejará de trabajar pese a que tenia 3 meses sin pagarme.
No les responsabilizo completamente por las afectaciones a mi salud mental pero, desde hace unos años en terapia e ido descubriendo cosas que pese a que para muchos sean obvios, en mi caso, fueron casi una revelación. Derechos laborales, prácticas éticas y organización colectiva.
En mi caso, que comenzaron desde la forma en que solía autoexplotarme, sin regular mis tiempos y entregándome desmedidamente al trabajo, con la mentalidad de que eso es lo que le da valor a una persona. No podría haber estado más equivocada.
¿Qué tan sano es para mi salud mental aceptar otro proyecto mal remunerado pero que representa un poco de brillo para mi CV?, ¿Cuántas horas continuas estoy dispuesta a trabajar para sacar adelante un proyecto?
Si parte de la narrativa de la moda acepta que siempre ha sido así, ¿Quiénes están dispuestos a que en busca de cumplir sus sueños su salud mental se vea afectada?, la industria de la moda nos permite de una u otra forma trabajar y estar en contacto con nuestra creatividad, pero no debería representar un daño a nuestra salud mental.
Es importante promover el equilibrio saludable entre el trabajo y nuestra vida personal, construir y cuidar nuestras redes de apoyo. Crear una cultura de cuidado mutuo, donde se fortalezca el sentido de comunidad, valorando y respetando el trabajo y las aportaciones de otrxs.
También considero importante, valioso y necesario fomentar oportunidades para el crecimiento profesional esto puede incluir programas de desarrollo profesional, mentoría, charlas y conversatorios que sean una ventana de oportunidad para conocer diferentes áreas dentro de la industria de la moda.
Por último, recordarnos que el acceso limitado a recursos de salud mental agrava la situación. La falta de seguro médico, de tiempo libre y la estigmatización de los problemas de salud mental en la moda dificultan que tengamos acceso a la ayuda que necesitamos,
En este paseo entre la queja y el mundo color de rosa, me gustaría recordarnos que nuestras aportaciones son importantes, no se construye desde la crítica que violenta a otrxs, no se construye donde se da la espalda a las problemáticas en torno a la moda en México.
En una industria injusta lo más fácil es perpetuar sus prácticas, pero apoyarnos, ser honestos y no dejar que la excesiva competencia domine, sin duda va a ser de ayuda para todos. Hagamos comunidad.
La moda nunca se detiene, pero nosotros necesitamos hacerlo de vez en cuando.
Te comparto un listado de espacios gratuitos dedicados a la atención de la salud mental en toda la república.
Última actualización del documento Diciembre 2022:
https://www.gob.mx/salud/documentos/unidades-de-atencion-comunitaria-y-de-primer-nivel
Si en tus posibilidades está el acceso a servicios privados de salud mental, no dudes en priorizarlo.
Nos leemos el próximo mes.
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