Una campaña electoral y muchos textiles artesanales después
Por Fernanda Rodríguez
Hace unos días que terminó el proceso electoral federal mexicano y en el recuento de los hechos hay un tema que me gustaría traer a la mesa. Y ojo que estamos en un espacio dedicado a la moda, así que si estás esperando un análisis político de este texto, te prometo desde ahorita que aquí no lo vas a encontrar. Disclaimer de lado, hoy vamos a hablar de imagen política y de los textiles tradicionales como herramienta simbólica en la más reciente campaña electoral.
De nuestros tres candidatos, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez representaban en esta elección dos grupos políticos opuestos en absolutamente todo nivel, a excepción de uno — el de la ropa artesanal mexicana. Pues mientras que Máynez se limitó a los tenis y la corbata naranja, evocando no tan discretamente el color de su partido, sus atuendos fueron básicamente trajes sastres. Y aunque el styling revelaba claramente el mensaje que buscaba transmitir con su candidatura — saco abierto y seguido sin corbata — no lo vimos nunca en guayabera ni bordados.
Xóchitl y Claudia, por otro lado, basaron completamente su estética en los textiles artesanales mexicanos. Usando huipil tras huipil, pieza intervenida tras pieza intervenida, las candidatas buscaron hacer del bordado indígena una clara herramienta de campaña. Cada una con su estilo — Xóchitl en huipiles largos clásicos, normalmente sin alteraciones. Claudia seguido en sacos y vestidos más hegemónicos, pero intervenidos con bordados. Los colores también jugaban en sus discursos. Xóchitl en el rosa de su campaña, en el azul de su partido. Claudia en guinda y morado. Ambas en blanco.
Vimos dos discursos políticos que, aunque distintos, se vieron encontrados en la materialización de un símbolo cultural. La tradición artesanal y textil mexicana. ¿La intención? Podemos tratar de adivinar. Conectar con un sector de la población, demostrar un sentido de pertenencia, difundir el arte del textil, transmitir sensibilidad o hasta ganar votos. ¿Que por qué habrán sido solo las candidatas y no el candidato o qué habrán querido transmitir específicamente sus partidos? Claramente, ni soy socióloga, ni antropóloga, ni esto es un texto que pretenda hacer más que hablar de ropa.
Lo que sí es que me parece esencial que entendamos cada vez más que estas conversaciones profundas pueden, y deben, venir también desde la moda. Desde los videos de Luz Valdez, promotora cultural que difundía en sus redes los tipos de textiles que usaban las candidatas, hasta los análisis de ManuStyling buscando contextualizar la ropa con la semiótica, y pasando por textos académicos como el de Bianca Monserrat de la Universidad Autónoma de Cd. Juárez que aprovecha el tema para hacer un análisis político con antropología cultural sobre el huipil como discurso político.
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Todas conversaciones que parten de la ropa de las candidatas, pero ninguna desde la forma, sino siempre desde el fondo. Y he aquí lo que me parece rescatable. Que cuando hablemos de ropa, nuestras conversaciones no se queden en lo banal, sino que entendamos que la moda tiene la capacidad de aportar al discurso político y social mucho más que lo que se ve en la superficie.
It was about time!
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