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3 veces que la cultura pop nos mintió sobre el mundo de la moda

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3 veces que la cultura pop nos mintió sobre el mundo de la moda

3 veces que la cultura pop nos mintió sobre el mundo de la moda

3 veces que la cultura pop nos mintió sobre el mundo de la moda

Por Paulina Jiménez¿Qué tienen en común Carrie Bradshaw, Jenna Frink y Rebecca Bloomwood? No sólo se trata de las protagonistas de algunas de las Chick Flicks preferidas por las girlies, también son las culpables de nuestra romantización por trabajar como escritora/ periodista dentro del glamuroso mundo de la moda y el lifestyle. Las que nos dieron una percepción BIEN alterada de la realidad, vaya.

Nos queda claro que el mundo dentro de las películas es mucho más… agradable que en la vida real, pero no me dejarán mentir, ver esas películas y series durante una edad formativa cambió para muchxs el rumbo de nuestras vidas, carreras profesionales y sobre todo, sí, la percepción que teníamos sobre el mundo de la moda.

Por supuesto que existe todo un grupo de películas y personajes que forman parte de este imaginario del mundo fashionista, que han ayudado a construir algunos de los mitos más arraigados – y algunos dañinos – pero para propósitos prácticos hablemos específicamente de las que se dedican a escribir.

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Mito 1: La paga

Cuando vimos a Carrie escribir una columna semanal en el periódico y rentar un departamento amplio del Upper East Side, comprando marcas de lujo todas las semanas, debimos imaginar que algo era muy bueno para ser real.

Evidentemente sí existen escritorxs que han logrado atravesar la barrera, y a través de años, contactos e innumerables artículos consiguen un mayor rango de paga por sus palabras. Pero, en el caso de la mayoría — y como nos lo ha dejado saber el sindicato de Condé Nast — aún en medios grandes, establecidos, con ingresos billonarios y millones invertidos en publicidad y PR, para lograr vivir en un estatus cómodo con ligeras libertades, hay que sostener un trabajo fijo + freelanceo.

Por lo menos en Loca por las Compras sabemos que Rebecca Bloomwood accede a muchas marcas de lujo porque está endeudada hasta atrás.

Mito 2: Conseguirás trabajo al primer intento

En El Diablo viste a la moda, Andy Sachs, sin conocer un gramo de la moda, se convierte en asistente directa de la mejor y más reconocida Editor-in-Chief de su universo. Al terminar la película la misma Miranda Priestly la respeta tanto y la considera tan buena en su trabajo que la compara con ella misma. Ve en Andy un je ne sais quoi incomparable con ninguna otra chica.

En la vida real, conseguir un trabajo en una reconocida revista de moda es MUY difícil. No por nada la moda tiene fama de elitista. La mayoría de veces, conseguir un trabajo dentro de alguna famosa revista es gracias a contactos, recomendaciones directas de personas importantes en el medio o haber salido de alguna universidad de prestigio. Eso sin mencionar que también hay que cumplir con estándares hegemónicos y contar con los fondos suficientes para no verte afectado por los sueldos bajos y prestaciones mínimas.

Mito 3: La moda es puro glamour

Si algo caracteriza a nuestras Chick Flicks favoritas es la romantización del trabajo de moda. Compras infinitas de ropa de diseñador, celebridades por doquier, comida deliciosa y fiestas fabulosas. La realidad dista mucho de esa versión.

En entrevista con 1 Granary, el Director Creativo de axelarigato, Jens Werner dijo: “Si trabajas en moda por el glamour y la ostentación, tu camino tendrá una fecha de expiración.” Y honestamente tiene toda la razón. En la mayoría de los trabajos de moda, incluyendo las revistas, el trabajo no es glamouroso, más bien es talachudo, malagradecido y explotador. Al final todo está conectado con la cultura del trabajo pero ese ya es tema para otra nota.

Volviendo al punto. Si trabajas en una revista establecida y con más recursos sí es probable que frecuentes algunas fiestas, pero incluso ahí suelen reservarse para los puestos más altos y exclusivos.

emily blunt work GIF by 20th Century Fox Home Entertainment

No es mi intención sonar aguafiestas, más bien se trata de exponer algunas de las partes de la moda que tienen verdades a medias. Para poder conformar cualquier industria – y cambiarla para bien – hay que conocer sus partes, lo bueno y lo malo, reflexionar y encontrar las áreas de oportunidad.

Sabemos que la industria de la moda tiene mucho que cambiar. Estar rodeadx de tantas partes negativas, dificultades, exigencias y recibir poca gratitud por el esfuerzo por parte de tus superiores termina por hacer un huequito en el corazón. La discrepancia entre la versión romantizada de las películas y la vida real es de las partes más duras de aprender a amar tu trabajo por lo que realmente es.

Ya sea al escribir, o simplemente al crear en cualquiera de las ramas de la moda, siendo tan exigente y con la alta frecuencia que requiere, es común que los cerebros creativos terminen en burn out. Y ese bloqueo termina por desmotivar cualquier chispa creativa que de repente pueda asomarse dentro de uno.

Sí, es difícil trabajar en el mundo de la moda, pero por eso hay que recordar que no hay nada escrito en piedra. No porque la industria sea de una forma significa que tengamos que replicar los mismos escenarios constantemente. La moda también existe fuera de los círculos de élite, fuera de las “capitales” y fuera de lo que nos han dicho las películas.

Creemos comunidad, creemos espacios donde la creatividad se recompense más no se explote, creemos sistemas nuevos que reemplacen todo lo que ya no nos gusta y, sobre todo, dejemos de medir que tan exitoso es nuestro trabajo a través de la validación externa de gente de la industria o a través de qué tanto nuestra vida parece una Chick Flick.

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