Tal vez te preguntes, ¿Que ya no hablamos suficiente de este tema? A lo que yo responderé que mientras el problema siga vigente, nunca será suficiente. Así que, here we go again.

Hace ya un tiempo me puse a pensar sobre que escribir que fuera sincero y me saliera natural de mi corazoncito, así que decidí hablar nuevamente de feminismo; porque es lo más sincero y real que tengo en ciertos días. Como escritora, hay días en que las palabras se vierten en la página con fluidez y facilidad, y otros días en que no importa cuantas veces golpeé mi cabeza contra el teclado, nada bueno salé. En esos días difíciles me dedico a hacer mucha investigación sobre el tema del que quiero hablar. Llenarse de conocimiento nunca le ha hecho un mal a nadie, y así es como varios de mis artículos feministas han nacido.

Les cuento todo este proceso porque ya hace mucho, mientras profundicé en temas y libros feministas (los cuales les comparto aquí), una mujer muy cercana a mi familia me preguntó sobre lo que estaba haciendo. Cuando comenté que estaba leyendo libros sobre el feminismo su rostro hizo una mueca de disgusto, y con esa misma mueca exclamó, “¿Por qué lees esas cosas?”. Honestamente me quedé sorprendida, ambas por su reacción tan disgustada y su obvia postura hacia el tema. Pocas veces me he topado con mujeres que dicen no apoyar al feminismo o que el movimiento les parece inservible y hasta denigrante; en esos contados momentos trato de ser empática, escuchar su postura y compartir mi opinión. Sin embargo, esta vez fue diferente. No hubo tema de que hablar, solamente un comentario suspendido en el aire entre dos personas.

Me es difícil quedarme callada cuando se trata de dar mi opinión en temas de importancia o relevancia actual. Los que me conocen sabrán que soy una persona sumamente terca (al fin Tauro jeje) y me apego mucho a mi manera de pensar, aun dejando un espacio para escuchar, respetar, y aceptar las opiniones ajenas. En esta ocasión lo más prudente fue quedarme callada, no por miedo sino para evitar discusiones y argumentos que no hubieran agregado nada bueno al momento.

Después de varios meses éste evento sigue presente en mi memoria, y lo primero que pienso al recordarlo es una declaración sencilla … “Sí, soy feminista.” Creo en el movimiento, lo que representa y para lo cual ha nacido; quisiera dejar en claro por qué.

Seguramente, si lees nuestra revista (y te identificas con los temas variados que todos los escritores sacamos desde la profundidad de nuestros corazoncitos), ya conoces lo que es el feminismo y en que se enfoca esta lucha. Pero, no hace falta recordarlo para aquellos que son nuevos o simplemente se les pasa uno que otro de nuestros artículo …

En resumen, el feminismo se dedica a pelear por la igualdad de derechos económicos, políticos y sociales de TODOS los sexos. Hago incapié en todos porque ciertas personas tienden a confundir el feminismo con lo que es el matriarcado. Si no sabes qué significa eso, te invito a leer éste bello artículo de Alina Tijerina que lo deja super claro.

Sí, el feminismo lleva muchísimo tiempo existiendo, y hasta la fecha la lucha sigue vigente. Lo podemos ver cada año cuando las marchas por equidad empiezan a suceder en nuestros países o incluso nuestras mismas ciudades. No, no es gente “guatosa” queriendo llamar la atención o arruinar tu domingo. Es gente que se preocupa por el futuro de su país y de la sociedad entera, y que cada mañana intenta poner su granito de arena para que las cosas vayan mejorando. No se lucha en contra de los hombres, se espera luchar junto con ellos para alcanzar una verdadera equidad. Hay muchas cosas que el feminismo sí es, y otras cosas que se tergiversan. Les invito a que se culturicen un poquito más sobre lo que es el feminismo verdadero (link)… ¡y si todavía les quedan dudas no olviden en escribirnos!

And finally, no tengan miedo de seguir sus convicciones. Sin importar quienes los vean, juzguen y cuestionen con desprecio, “¿Por qué haces eso?”. ¡Ustedes aporten su granito de arena y sigan adelante!