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Esta es una historia de masturbación y cereal, sí, leíste bien

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Esta es una historia de masturbación y cereal, sí, leíste bien

Esta es una historia de masturbación y cereal, sí, leíste bien

Por Pame Clynes

Érase una vez, en el siglo XIX, tiempo en la historia de grandes progresos científicos, filosóficos, de derechos y libertades, en donde la ideología sexual no tuvo mucho avance que digamos, y junto con eso llegó el nacimiento de los mitos y las creencias erróneas sobre el auto placer. Unas más absurdas que otras, pero en general la masturbación era vista como algo muy peligroso para la salud, tanto física como emocional. Se pensaba que era una pérdida de tiempo porque supuestamente los hombres tenían una cantidad limitada de esperma, y que con cada eyaculación se desperdiciaba el semen, y eso se veía como un símbolo de debilidad. Aunque las mujeres no producimos semen, también decían que la masturbación femenina era igual de destructiva y débil.

Sobre todo en Europa y América, los tratamientos para prevenir la masturbación estaban de moda. En las calles se hablaba de cómo masturbarse ocasionaba enfermedades graves. En las revistas se anunciaban anillos para el pene con picos filosos. Hombre que lo usaba y tenía una erección en la noche se despertaba del dolor; un recordatorio nada amigable para no tocarse. Y, también se pusieron de moda los cinturones/calzones de castidad en las mujeres y las camisas de fuerza en  hombres.

Popularizaron otros métodos para prohibir a las mujeres que se masturbaran como la mutilación quirúrgica del clítoris (práctica que se hacía sin anestesia por cierto), o la cauterización de este: quemaban con ácido fenol el clítoris para que las mujeres perdieran sensibilidad y sintieran dolor. En hombres, sobre todo a los jóvenes, les ponían un hilo de metal alrededor del prepucio del pene para irritar la zona y quitarles las ganas. Me pregunto si estos instrumentos están hoy en día en los museos de la tortura 🧐.

Como en todo cuento, siempre hay un villano loco, y en esta historia el villano es de apellido muy famoso. A continuación les platico de un médico puritano, líder del movimiento anti-masturbación, siempre vestía de traje y zapatos blancos, con miles de seguidores y quien dedicó toda su vida adulta a erradicar los deseos sexuales del ser humano. Se llamaba John Harvey Kellogg, creador de los Corn Flakes: supuesta receta contra la masturbación, cuenta la leyenda. ¡Sí!, no es broma. Bueno, chance alguien le agregó un poco de crema a los tacos de esta historia, pero sí es verdad que el doctor Kellogg definió y catalogó 39 síntomas diferentes debidos a la masturbación, como el mal desarrollo, rigidez en las articulaciones, acné, mala postura, pérdida de visión, palpitaciones, trastornos mentales y hasta epilepsia. ¿Se acuerdan de la leyenda urbana de que si los niños se masturbaban les crecía pelo en las manos? No sé si también este mito vino de esta época o se inventó más adelante, pero sin duda, la ideología de este doctor abrió camino para la cantidad de tontadas (por no decir otra cosa) que nos dijeron sobre la masturbación.

John Harvey Kellogg - Wikipedia

Kellogg decía que la masturbación era la conducta más vil y degradante que un ser humano podía hacer. En sus propias palabras, “Nada, ni la guerra, ni una plaga, ni la viruela, ni ninguna otra enfermedad, nada es tan dañino ni tan desastroso para la humanidad como el pernicioso hábito de la masturbación”. Él personalmente se abstenía y nunca tuvo relaciones sexuales con su esposa tampoco. De hecho, dormían en cuartos separados y adoptaron a todos los hijos que tuvieron.

Aunque realmente la publicidad del cereal nunca se vendió como una solución anti-masturbación, en el fondo él creía que una dieta sana y escasa, de solamente dos comidas al día, disminuía el apetito sexual.  Decía que el picante era pecaminoso, y que la carne, los condimentos y  las especias incrementaban el deseo sexual. Por lo tanto, los granos, la avena y los cereales eran la solución a este “sufrimiento.” Ahora, es importante mencionar que cuando Kellogg creó los Corn Flakes junto con su hermano, estos no contenían azúcar todavía. El hermano fue el que añadió el azúcar tiempo después y a raíz de eso el cereal obtuvo más popularidad. Supuestamente acabaron peleados, pues el hermano no creía en nada de las teorías de John.

Me gusta platicar esta historia, a veces la cuento hasta en la sobre mesa, porque nos da una idea muy clara de lo que se pensaba en esa época, las acciones terribles que tomaban y cómo algunas creencias han continuado de generación en generación. La raíz del tabú de la masturbación está en las ideas erróneas que seguimos adoptando el día de hoy. Vivimos en una sociedad en la que la expresión sexual ha sido legislada, restringida. Se siguen usando las palabras pecado e impuro para definir el sexo.

Me queda claro que el temor al placer sexual viene del patriarcado. La negligencia del clítoris, el estigma de la vulva, y la ignorancia sobre la salud sexual femenina vienen del patriarcado. Por muchos años el gremio de la medicina fue compuesto solo por hombres. Sabemos que todo lo que se escribió sobre el cuerpo de la mujer eran interpretaciones del hombre. Sobre todo porque el clítoris al ser interno es más difícil de estudiar. En una sociedad dominada por el hombre, ¿Por qué debería de importar la salud y el cuerpo de la mujer? Rara vez hacían exámenes pélvicos en las mujeres, era mal visto e inapropiado tocar el cuerpo de una mujer fuera del matrimonio. Por muchos años se mantuvo el tabú de discutir la sexualidad femenina en el consultorio médico. Todavía en los años 20 y 30, los doctores pensaban que la vagina estaba llena de bacterias malas y peligrosas, y así empieza la narrativa de la vagina sucia.

El rol que jugaba el clítoris era incierto y para la mayoría de los médicos nada importante. El mismo Freud decía que el orgasmo del clítoris era un “orgasmo inmaduro”. Misma razón por la que nadie nos habló de lo maravilloso que es el clítoris en las clases de educación sexual. El enfoque, la glorosiodidad y la obsesión era el pene. Y déjenme les digo, lo sigue siendo, pues seguimos siendo una sociedad falocentrista. Basta con observar las estatuas griegas. El cuerpo del hombre con un pene bien definido. La vulva de las mujeres permanece en un misterio total, está escondida con las piernas cruzadas. Justo la ginecóloga americana Jen Gunter menciona en su libro The Vagina Bible, que cuando excluimos a la vulva y al clítoris de conversaciones sobre el cuerpo de la mujer y su sexualidad, estamos borrando la existencia del órgano responsable del orgasmo femenino. Por lo que cierro diciendo que cada vez que te masturbas estás celebrando tu sexualidad y tu capacidad innata para el placer. Todas las personas tenemos el derecho al placer sexual. ¡Punto!

@pameclynes

@peacewithpain

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