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Soy de la generación que sigue justificando a los hombres porque “son hombres”

Soy de la generación que sigue justificando a los hombres porque “son hombres”

Soy de la generación que sigue justificando a los hombres porque “son hombres”

Soy de la generación que sigue justificando a los hombres porque “son hombres”

Soy de la generación que sigue justificando a los hombres porque “son hombres”

Por Pame Clynes

Estamos viviendo la era de desaprender del pasado y aprender el presente inmediato. No sé ustedes, pero a veces me resulta difícil mantener el paso que avanza a toda velocidad. Por algo, los psicólogos dicen que es más fácil aprender algo nuevo que desaprender lo que nos han inculcado por tanto tiempo.

El género es el tema más popular de hoy; el debate en todas las mesas, pues su constante cambio ha creado confusión, pero al mismo tiempo un aprendizaje necesario. Aún así, yo nací y crecí en una generación marcada por los roles femenino/masculino del pasado, y su educación de género conservadora, machista, sexista, misógina, de doble moral y todos sus derivados, donde sigo presenciando comentarios (de gente cercana) como: “los papás son los que hablan de sexo con los niños, y las mamás con las niñas”.  Si es que les llegan a hablar de sexo at all.

Hace poco estaba sentada en una mesa (con amigos casados que ya tienen hijos), en silencio, escuchando una conversación de la que preferí no intervenir por el simple hecho de que no estaba de humor para pelearme. Básicamente hablaban de que a sus hijas no las van a dejar salir hasta que tengan 30 años, pero que los niños si se empiecen a divertir desde los 15. Esto habla mucho de lo bien que conocen a su gremio. Además de la doble moral en cuanto a la sexualidad, los mismos hombres saben perfectamente de lo que su género es capaz de hacerle a una mujer y por eso quieren encerrar a sus hijas con todo y  calzón de castidad. Sigue latente esa mentalidad de que las mujeres son las que deben cerrar las piernas, en vez de educar a los hombres a que guarden su pene.

Otro día, en otra mesa de puras mujeres, salió la conversación de una relación a distancia y el comentario de una mujer a otra fue: “pobre de tu güey, ha de estar desesperado sin sexo”, y peor aún, en el fondo pensando que seguro le pintan el cuerno. ¿Por qué siempre “pobre hombre”? Como si el placer de ella no fuera importante.

Cuando tenía 32 años tuve un novio (papá de una niña, por cierto) que me aplicó el “soy hombre” cuando le hice notar el mal gusto, y la falta de respeto, que es seguir y dar like en Instagram a las cuentas de mujeres desnudas.

*Paréntesis: no me hagan explicarles las diferentes maneras de exposición del cuerpo femenino. Y no, no es un tema de celos. Saben perfectamente el tipo de cuentas del que estoy hablando. La línea entre prostitución y trata de personas es muy delgada. Es importante aprender a separar la fantasía sana de una realidad violenta.

Mismo novio que hizo caso omiso cuando le dije que no me gustaba cierto acto sexual. Me aplicó la de te hablo bonito-te digo cuanto te amo-y te dejas. Y, me dejé. ¿Por qué seguimos justificando a los hombres sólo porque “son hombres”? Constantemente me pregunto, ¿por qué seguimos dándoles por su lado? Las únicas palabras que me vienen a la mente son costumbre y miedo. Qué triste, ¿no?

A continuación les comparto una lista que hice con mis amigas feministas. Una  especie de guía de situaciones donde solemos justificar ciertas conductas misóginas, donde seguimos normalizando el sexismo, la cosificación de la mujer, y adoptando el silencio cuando hay un abuso/acoso/hostigamiento sexual. Reflexionemos juntas, sin juicio, sin culpas, ¿cuántas de estas hemos vivido? ¿Cuántas seguimos viviendo? ¿Cuándo pondremos un alto? Y, no estoy hablando de salir a marchar, estoy hablando de poner un alto en nuestra propia casa.

En situaciones de casa:

  • Cuando no lavan los platos
  • Cuando no ayudan con la limpieza
  • Cuando el lunch de los hijos lo haces tú
  • Cuando la que cambia pañales eres tú
  • Cuando no hacen tiempo para llevar y/o recoger a los hijos de la escuela/actividades escolares/casas de amiguitos/fiestas

En situaciones de trabajo:

  • Cuando hacen énfasis si llevas puesto vestido o falda
  • Cuando aplican el “sabroseo” ya sea con palabras y/o miradas
  • Cuando usan apodos de “reina”, “bombón”, “guapa” en público y privado
  • Cuando te interrumpen y no te dejan hablar
  • Cuando no toman en serio tu opinión/idea/proyecto
  • Cuando dicen “yo no trabajo con mujeres porque siempre hacen dramas”
  • Cuando hacen comentarios como “seguro estás en tus días”, “mal cogida”, etc
  • Cuando comentan que alguna mujer tiene un puesto alto “porque se acostó con…”

En situaciones sociales:

  • Cuando participan en chats donde se comparten fotos y videos de mujeres desnudas. By the way, eso ya es delito
  • Cuando forman parte del consumo en stripclubs, men’s clubs, y cualquier tipo de entretenimiento sexual ilegal, y que forma parte de la misma burbuja de la prostitución y trata de personas.

El link entre este tipo de lugares y la trata de personas es muchísimo más cerca de lo que creemos. El 85% de las mujeres que trabajan en estos lugares son sobrevivientes de violencia sexual.

  • Cuando hay mujeres presentes en conversaciones sexistas/machistas/misóginas y están acostumbrados a que nosotras nos quedamos calladas, o nos reímos para recibir una validación y formar parte del club de Toby.

Y si te llegas a enojar, ¿cuántas veces te dicen?:

“Ay, es una bromita”

“No aguantas nada”

“Qué sensible”

“Por eso no las invitamos”

En situaciones de sexo/intimidad:

  Cuando dices NO a una pareja sexual y aún así:

  • Insisten
  • Controlan
  • Tratan de convencerte
  • Amenazan
  • Manipulan
  • Chantajean
  • Lo hacen de todos modos
  • Se enojan

– Cuando quieres decir que no y no lo haces por miedo/pena a la reacción que pueden tener, o por que te sientes culpable; obligada con cumplir con su placer

– Cuando ellos hacen comentarios hirientes, ofensivos, humillantes… sobre tu cuerpo

En situaciones con respecto a otras mujeres:

– Cuando les dicen “zorras”, “putas”, “fáciles”… a otras mujeres por disfrutar de su sexualidad y hacer prácticamente lo mismo que hacen ellos

– Cuando escuchan una historia de abuso sexual, violación, asalto… y no le creen a la mujer

“Seguro no es cierto”

“El jamás haría eso”

“Ella lo hace para llamar la atención”

“Seguro ella quiere lana”

“Segura ella estaba borracha y ella se le aventó a él”

“Hay que separar al hombre del arte”

Pues no, no hay que separar al hombre del arte. ¡Ya no! Durante siglos los hombres se han salido con la suya en prácticamente todo, y ahora que las cosas están cambiando, muchos (no todos) están haciendo su berrinche, quejándose del feminismo porque ya no les dan de comer picadito y en la boca. Tantos años de hacerles la tarea y sin recibir crédito alguno. ¡Paremos! Sigamos cambiando la narrativa para que nuestras hijas, nietas, bisnietas, conozcan el verdadero significado de igualdad.

Boys will be held accountable for their actions.

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