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Ella es Taquito Jocoque, una ilustradora mexicana que lleva color y arte a la vida cotidiana

Ella es Taquito Jocoque, una ilustradora mexicana que lleva color y arte a la vida cotidiana

Ella es Taquito Jocoque, una ilustradora mexicana que lleva color y arte a la vida cotidiana

Ella es Taquito Jocoque, una ilustradora mexicana que lleva color y arte a la vida cotidiana

Ella es Taquito Jocoque, una ilustradora mexicana que lleva color y arte a la vida cotidiana

Por Claudia Aguilar

Roxana Ramos nació en Nuevo Laredo, Tamaulipas, y vive en la Ciudad de México desde hace más de 10 años. Es ilustradora por accidente, pues a pesar de que siempre le gustó dibujar, en la escuela la reprobaban porque decían que lo que hacía no era realista. 

Sus dibujos, que salieron por la necesidad de ver imágenes que no existían y que ni Photoshop podía hacer, se llenaron de iconos pop cargados de nostalgia. Su obra se deja llevar por la cultura. Ella expresa todo lo que le pasa por la cabeza y le llama la atención. Su mayor galería es Instagram, en donde todos pueden ver sus múltiples proyectos que bien pueden incluir a Selena, a Luisito Rey o a Britney. Para firmar lo que hace, Roxana deja atrás su nombre de pila y adopta uno más jacarandoso: Taquito Jocoque.

Platicamos con lo artista sobre su obra y cómo la frontera, la cultura pop americana de los noventa y el consumismo han influenciado su trabajo, el cual hoy podemos encontrar en murales, playeras, tazas, bolsas, botas y ropa. 

¿Cómo fue crecer en la frontera de Estados Unidos y México?, ¿y cómo crees que esto te influyó a la hora de crear?

Cuando era adolescente vivir en Tamaulipas para mí era normal. No lo dimensionaba. Después me fui a vivir a Monterrey y lo mismo. Cuando empecé a vivir más lejos me di cuenta de que no era normal el impacto de los dos lenguajes, las dos monedas, vivir entre lo seguro y lo inseguro. 

Hubo un momento en el que me sentí avergonzada por ser mexicana y tener tanta influencia de Estados Unidos, también por celebrar “cosas de gringos”. Pero así era donde yo vivía. Ya de grande me fui empapando de las fiestas mexicanas. Antes no las celebrara porque no las conocía. Ahorita ya festejo todo. Festejo Día de Muertos y Halloween, ¡me encanta! 

Otra cosa de vivir en la frontera es que crecí con dibujos. De niña cruzaba hacia Estados Unidos y ahí me compraban las cosas que necesitaba, era barato y todo tenía monos. Crecí rodeada de la industria de Mickey Mouse. 

Poco a poco fui aceptando y acomodando la fusión. Ahora, todo está en mi trabajo, principalmente en mis ilustraciones. Mi obra y mi vida están influenciadas por la frontera. 

En un inicio definías tu obra como nostálgica, ¿todavía lo haces? ¿Cómo la describirías después de 10 años de carrera? 

Pienso que sí. Vivo en la ciudad de México, en donde me han permitido ser quien soy, dedicarme a la ilustración. No tengo más que estar agradecida con esta ciudad, pero siempre pienso en mi familia que no está aquí. Tardo para ir a verla o ellos tardan en venir a verme. Me siento nostálgica hacia las personas que quiero, hacia la comida y los olores.  

Creo que la nostalgia son muchas emociones, no solo es tristeza. Por ejemplo, también siento nostalgia por mi pueblo. Viví en Nuevo Laredo hasta los 17 años, ahora voy y ya no existe porque se lo comieron los narcos, tiene otra energía.  

Siento que mi obra es nostálgica por todo, puedo tener nostalgia por algún lugar en el que estuve el año pasado y al que no he vuelto. Me gusta recrear. Lo que hago es nostálgico porque mi vida es igual, y pues yo soy mi obra.

Empezaste ilustrando y vendiendo ropa de segunda mano, ¿cierto? ¿En qué momento la moda también se volvió parte importante de tu trabajo? 

Cuando llegue a la CDMX empecé ilustrando, pero no podía solo esperar a que alguien me comprara un dibujo. Al principio las revistas no me pagaban, las marcas no me contrataban. Empecé a vender ropa que traía de mercados y de mi pueblo. La que me quedaba la dibujaba, en ese entonces yo no tenía para comprar playeras e ilustrarlas. Mis amigos músicos y vestuaristas empezaron a comprarme lo que hacía para sus shows. 

Ya cuando me empezó a conocer la gente me animé a hacer mis playeras. Hacía poquitas y a mi manera: todas negras y serigrafiadas. Las llegué a vender en fiestas que organizaba. Con el tiempo, el proyecto creció. 

¿Cómo fue que decidiste llevar tus ilustraciones a objetos cotidianos como playeras, tazas y bolsas? 

Había personas que me decían que no podían pagar un cuadro para la sala, pero sí una playera o algo. El público me enseñó a sentir bonito que me llevaran puesta en una playera, en una taza, en un imán para el refri. El público es el que me guía. Ahora que Pay´s me invitó a hacer una colaboración hice una colección colorida y divertida. No me extrañaría que más señora termine haciendo cosas de textil. Siempre intento hacer cosas desde mis posibilidades. 

¿Te consideras fan de la moda? 

Yo siempre me he vestido con ropa usada. De hecho, la gente me empezó a conocer no porque dibujaba sino por cómo me vestía. 

Más que la moda, me encanta el estilo. El estilo es personal, no es de que eso a mí no me queda o no me lo puedo poner porque mi cuerpo es de tal o cual forma. Siempre he dicho que uno no necesita tener dinero para crear un buen look, puedes tener dos o tres looks y con eso la armas. Cualquier persona puede crear un buen estilo con cosas que hablan de su personalidad. Siento que la moda es un mensaje.

Regresando a tus playeras, ¿cómo eliges a los personajes o elementos de la cultura pop que dibujas y que forman parte de tu tienda Ropavejero? 

Cuando yo dibujo no sé qué va a ser playera o no.  Mi obra está basada en cosas que yo viví, cosas que pasan en mi vida, cosas como una canción o un video. Lo que me gusta de mi arte es que las personas conecten: que les llegue un mensaje o que rían cuando lo vean. 

¿Cómo fue la creación de la playera de Luisito Rey?

Todos los domingos nos juntábamos a ver la serie y justo para la de Luisito hice una ilustración que era para yo mandar a mi grupo de WhatsApp, porque terminaba el episodio y lo comentábamos. Luego lo compartí en Instagram, en donde normalmente yo comparto mis dibujos.

La actriz Cecilia Suárez me escribió por medio de Instagram porque quería comprar 4 camisetas. Yo le dije que comprara 2 y yo le regalaba 2. Se las enviamos y ella solita la subió a sus redes y ahí empezó todo el descontrol. Salió en Ventaneando y Televisa. Después empezó la piratería en ciudades del norte como Monterrey y San Luis Potosí, sacaron la imagen de mi Instagram, la digitalizaron y empezaron a imprimir las camisetas. Y no sólo eso; inventaron otros props como tazas, piñatas, cupcakes, globos, unas postizas, fundas de celular, libretas y ya ni me acuerdo que tantas cosas ridículas de consumo. Yo decía: “¡Qué chingón!”. Fue lo más satisfactorio: ver mi dibujo en cosas absurdas.

Además de la de Luisito Rey, ¿hay alguna pieza que recuerdes con mucho cariño?

Sí, la de Te amé y me chingaste. Era una frase que estaba rallada en una calle allá en Nuevo Laredo. Siempre pasaba ahí con los amigos y era una referencia de la calle donde vivía. Cuando yo hice esa playera, amé y me chingaron. Era la segunda vez que me enamoraba. Estaba muy triste y faltaba muy poco para San Valentín. Entonces, organicé una fiesta para bailar y estar con mis amigos que, como yo, habían valido madre. Hice el dibujo para el flyer.

La fiesta fue en la colonia Juárez, en la ciudad de México. Nadie salió de ahí sin un crush, sin un beso. Nadie salió soltero.  Esta fiesta se repitió durante cinco años. Iba mucha gente y obviamente empecé a vender ahí mis playeras y mercancía. De mi colección, esta fue la primera playera que salió.  

¿Qué sigue para Taquito? 

Por ahora sé que presentaré una pieza con ARTA, es un lugar de cerámica. Después me tengo que concentrar, me contrataron para hacer un tarot. Tengo tres años en los que vivo entre Chile y México. Allá tengo mis momentos creativos y dibujo todo lo que acá no puedo. Me iré a Chile y haré mi tarot. Si todo sale bien, en diciembre estará a la venta. También está en puerta una línea de objetos para perritos. Con la chica que me ayuda a hacer mis vestuarios y disfraces, haré está colaboración. Yo amo a los perros, tuve un perrito 12 años. Tengo la fortuna de que la gente me busque para crear proyectos. Eso es bueno.

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