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Platicamos con Andrea Murcia, una de las fotoperiodistas mexicanas que nos demuestra que sí se puede cubrir con perspectiva de género

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Por Claudia Aguilar

Andrea Murcia es una fotoperiodista nacida en Guadalajara, que desde hace cuatro años trabaja para la agencia Cuartoscuro. Sus imágenes las puedes ver en diversos medios, pero también en su cuenta de Instagram.

Al entrar a esta última galería encuentras fotos de morras hartas de la injusticia que se vive en el país convirtiendo la sede de la CNDH en un refugio para mujeres víctimas de violencia. Morras emprendedoras vendiendo en los pasillos del Metro de la CDMX.  Morras marchando para protestar en el Día Internacional por la erradicación de la Violencia contra la Mujer. Una niña corriendo con su papalote enfrente de un muro para proteger Palacio Nacional de las manifestantes feministas. Pero también la foto de Carlos Trejo, esa que convirtió en meme. La de un partido de fútbol de las águilas del América contra los xolos. Y la de AMLO en una mañanera. 

Para Andrea no hay un solo tema. De esto se trata su oficio, me explica por teléfono, de ir de un tema a otro y saber más. Si bien ella no se casa con cubrir un evento en específico, lo que sí siempre hace es trabajar desde una perspectiva de género: con respeto, sin amarillismo, sin revictimizar a las personas. 

Platiqué con Andrea sobre su trabajo y cómo es hacer fotoperiodismo en México. 

 

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La primera pregunta sería, ¿cómo iniciaste en esto de la fotografía?

Me gustaba la fotografía de calle, entonces siempre que caminaba por mi casa, estaba en el centro, hacía fotos con celular, pero el conocer las historias de las personas obviamente me llevó a otras búsquedas. Al principio me llamaba mucho la atención escribir, pero creo que con la imagen me quedó más claro lo que quería decir. De ahí me fui armando camino. 

Empezaste tomando fotos con un celular y luego pasaste a usar una cámara. ¿Cómo fue este camino de aprendizaje hacia el fotoperiodismo?

Primero fui autodidacta. Después estudié periodismo, pero solo un año, porque me vine a la ciudad de México. En ese lapso tuve la fortuna de ganar un taller con mi ahora jefe, Pedro Valtierra. Él me propuso poder hacer prácticas, pero solo un mes y para ver cómo funcionaba el mundo del fotoperiodismo. Después me iba a regresar a Guadalajara, pero el mes se alargó. Luego, tuve la suerte de que fueron las campañas de 2017-2018 y necesitaban más gente.  Al final me contrataron. 

Ya me explicabas un poco por qué elegiste la fotografía como medio de expresión: estar cerca de las personas, el interés en sus historias. A partir de esto, ¿cómo describirías la fotografía?

La fotografía es mi vida. Literal, es de lo que vivo. Es mi trinchera también, porque, a lo mejor en las manifestaciones a mí no me toca estar haciendo acción directa, pintando, prendiendo cosas, etcétera, pero me toca hacer foto. Me toca hacerla con respeto e informándome bien, no revictimizando. Esto también es importante, y me parece que es mi manera de aportar. Es mi manera de expandir lo que está pasando.  No me veo haciendo otra cosa.

 

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Como fotógrafa, ¿cuál es tu preocupación actual?

Es una pregunta muy amplia, porque me preocupa desde los sueldos, la precarización, hasta la forma en la que estamos informando. 

¿En cuanto a la precarización?

La fotografía es muy minimizada en todos los aspectos. Si tú vas a un lugar de artistas, te dicen que no venden fotos, solo ilustraciones, pintura o instalaciones. En nuestro trabajo es muy fácil que te puedan robar una foto y no te den crédito y ya con esto, pues que no te paguen. Incluso también es para pensar, muchos espacios feministas, o sea colectivas, agarran las fotos de otras fotógrafas para hacer sus posts. A mí esto se me hace muy violento, porque no le piden permiso a la fotógrafa. Ellas con la finalidad de tener likes, pues ya hicieron algo feo y creen que es feminista. 

Por esto digo que nuestro trabajo es muy minimizado, no se preguntan de dónde vino la imagen o quién la tomó si no tiene crédito. Yo siempre recomiendo que cuando vean algo publicado, vean que tenga el crédito de la fotógrafa o fotógrafo. Y si no lo tiene, pensar por qué no. 

¿Qué otras preocupaciones sumarías?

A partir de la precarización vienen muchas cosas, como la violencia que aceptas no solo como fotógrafa, sino como periodista en los medios de comunicación: malos tratos y, ya en casos muy graves, hasta acoso sexual. A veces aceptas un trabajo porque no sabes si vas a conseguir otro. Está muy cañón. 

Mi preocupación también es la línea editorial en la que algunos medios se mueven, en la que te utilizan con tu trabajo. Está muy feo que tú hagas un trabajo y lo distorsionen totalmente. 

¿Hay alguna fotografía o serie que tú sientas que describa la mayor parte de tu trabajo? O bien, ¿con la que te sientas especialmente satisfecha por lo que logró comunicar? 

Ay, no, no. Para mí cubrir una marcha de una sola persona es igual de importante que cubrir una marcha de la CDMX. Cada día encuentro satisfacción con la oportunidad de poder cubrir esos temas que a veces otras personas no, porque en su línea editorial no lo creen tan relevante. Yo creo que cada foto y cada historia que he hecho es importante. 

¿Qué relación encuentras entre fotografía y sociedad?

Pues eso es el fotoperiodismo. Hacer fotografía de calle, acercarte a las personas, tratar de comunicar a través de la foto. Creo que a veces es más contundente, porque una imagen no miente.

¿Cómo ha sido hacer fotoperiodismo con perspectiva de género? ¿Cuáles han sido los retos? 

Desde que inicié la verdad tenía muchas dudas y estigmas, no de lo que quería hacer, si no de que lo que quería hacer estuviera bien o mal, porque al principio me decían mucho, y yo misma me lo repetía, que tenías que ser una fotoperiodista imparcial, de “no puedes pronunciarte feminista, porque no puedes militar en nada, porque no puedes pensar más que en lo que está pasando y ya”. Con el tiempo fui entendiendo que es muy patriarcal, que es inventado por las industrias súper grandes y por los hombres eso de “no puedes pensar ni sentir nada”. Creo que el mejor periodismo es el que sí ha tenido una postura al final. También creo que hacer periodismo con perspectiva de género no es militar en algo es simplemente hacerlo con enfoque de derechos humanos, con respeto, sin amarillismo, sin revictimizar a las personas.

Por último, ¿qué consejos le darías a las morras que se quieren dedicar como tú al fotoperiodismo?  

No regalen su trabajo. A menos que vayan a tener buena visibilidad, no lo regalen. Creen comunidad entre las personas nuevas que van conociendo. No se vean como competencia. Y atrévanse a practicar en diferentes campos. 

Sigue el trabajo de Andrea en su cuenta de Instagram @usagii_ko

 

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