¿Las tallas se están encogiendo o soy yo?

Por Paulina Jimenez

Houston, tenemos un problema: la ropa se está encogiendo.

Seguro ya lo has notado también, pero desde hace unos años parece que las tallas están cada vez más chicas.

Desde mi experiencia, comenzó a ser muy incómodo cuando después de la pandemia volví a entrar en una tienda de ropa. Tuve muchos sentimientos encontrados porque subí un par de kilos durante el encierro y cuando quise probarme unos pantalones, me di la sorpresa de que la talla que ocupaba ya no me quedaba igual.

Ahora, cabe mencionar que obviamente durante 1 año o 2 de pandemia no sólo subí de peso, si no que también crecí -bueno, todos lo hicimos- por lo que es normal que mi cuerpo haya cambiado y siendo honesta, es algo que me tengo que recordar para sentirme mentalmente bien porque nos han enseñado que nuestro valor se relaciona con el tamaño que tenemos.

Y tristemente es algo que mucha gente ha notado y le ha acomplejado. El hecho de que nuestro cuerpo crezca y no sea igual que cuando éramos más jóvenes no tendría por qué ser un momento de tortura mental y mucho menos si lo que queremos es entrar a una tienda de ropa y vestirnos con algo que nos quede cool. Pero antes de adentrarnos en la parte emocional, pasemos a lo técnico.

¿Por qué las marcas hacen la ropa más chica?

Es un hecho que en muchas tiendas (y se nota sobre todo en fast fashion) la escala de tallas ha cambiado sus medidas. Seguramente te ha tocado ver en TikTok o Twitter, como las personas comentan la comparación entre pantalones que compraron hace meses y con los de ahorita.

Por ejemplo unos pantalones talla 26 de hace unos meses y unos nuevos del mismo corte no miden lo mismo de la cintura ni la cadera, aunque deberían, los nuevos tienen la cintura y la cadera reducida. O también que ahora es más difícil encontrar tops que no sean ombligueras o que tengan mangas.

Desde que estaba estudiando, por allá del lejano 2019, recuerdo que discutíamos los problemas en el estándar de tallas, ¡porque sí! Existe un estándar de tallas y medidas, y en su mayoría, las marcas se guían por eso para crear los patrones. Siguiéndonos por la parte técnica, se supone que los cuerpos pequeños miden tanto, los medianos tanto y los grandes tanto. Con un poquito de juicio y conocimiento en patronaje podemos notar que ese no es el caso.

Incluso por regiones, los cuerpos de Latinoamérica, los de África o los de Asia no miden lo mismo y el estándar en las tallas se suele guiar por lo europeo. Y si nos vamos a esas, pues para empezar una “corrida de tallas” debería llegar más allá de la XL, por simple estadística y estudios de mercado.

Me cuestiono, si realmente evalúan a su target, si se dan cuenta que surten con demasiadas tallas chicas y son las que se les quedan en la tienda, si se darán cuenta que no se pueden escudar para siempre en la composición de la tela para no tener que crear tallas más grandes.

¿Y si no soy el estándar?

Por desgracia, nos enfrentamos a un problema de inclusividad y autoimagen, las marcas nos están enviando el mensaje de que deberíamos ser pequeños en los “aspectos adecuados” y al no entrar en lo que dicen que deberíamos ser caemos en una angustia mental.

Si me lo preguntan, yo diría que subir de peso o usar una talla más grande no debería de ser un suceso intenso. No deberíamos de angustiarnos por ocupar talla L o XL o la que sea. No tendría que ser una cuestión estresante el pensar que pudieras ser considerada una persona gorda, no debería ponerte triste sentirse o ser gorda. Y sobre todo, la ropa no nos debería hacer sentir causar estrés.

Tampoco quiero que nadie se sienta juzgado, y porque lo he vivido en carne propia, que tener ansiedad o angustia o problemas con tu peso no es algo que decidas a conciencia. Es una serie de aprendizajes y formas de ver la vida que traemos arraigados.

Pero no quiero que todo suene negativo, porque no es un problema que no tenga solución. Como dije antes, debemos pedirle a las empresas que hagan más tallas, que sean inclusivas, que volteen a ver a todo el mundo. Y nosotros debemos recordarnos que somos más que unas medidas, somos más que un número y las prendas se deben ajustar a nuestro cuerpo, no nosotras a ellas.