El fin de Alessandro Michele para Gucci: Reflexiones de un cambio de era
Por Fernanda Rodríguez
Después de siete años como director creativo, el diseñador italiano se despidió hace unos días de la marca para la cual trabajó más de veinte años. Alessandro asumió el cargo en el 2015, año en el que yo empecé a estudiar diseño de modas, por lo que, en realidad, el Gucci de Michele es el único que me ha tocado presenciar en vivo y en directo. Es quizás eso lo que me hace sentir más nostálgica que de costumbre. Porque de hecho, no es que en lo personal me hayan encantado siempre sus piezas, pero la narrativa que construyó está esencialmente implantada en mi entendimiento de la marca.
Gucci FW2015
Para muchos, el Gucci geek y maximalista de Alessandro, es nuestra comprensión de Gucci misma. La melancolía por su partida parece normal para los que llevamos en la industria lo suficiente para conocer las eras contemporáneas de las marcas, pero no al grado de estar acostumbrados a la constante transformación de sus identidades. Porque en la moda, cuando se cambia de dirección, se cambia de léxico, de canales, de universos. Y a mí me va a costar mucho trabajo dejar ir el mundo a la vez vintage y moderno que Alessandro creó.
Aquel mundo que resonó con el momento cultural actual, acompañando a la marca a romper las barreras del género, las fronteras del tiempo y los límites entre realidad y fantasía. Con pasarelas envueltas en historias increíblemente bien contadas y colecciones provocativas, subversivas y hasta irónicas. Con Jared Leto y Harry Styles, y aquel toque kitsch particular que nos hace describir estampados chocantes y siluetas desmedidas como “muy Gucci”.
Sus conceptos extravagantes, frikis y al borde de lo meramente raro, probaron ser un éxito de nuestros tiempos. Tan solo en su tercer año de dirección, logró que las ventas ascendieran un 42%. Además, sus propuestas progresistas, tales como combinar las líneas de hombre y mujer en una sola colección o renunciar al calendario tradicional de las pasarelas, encabezaron el camino al futuro de la industria.
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Sin embargo, la moda debe ser inherentemente cambiante y parece que llegó el momento de decir adiós a la personalidad que conocimos de Gucci en los últimos siete años. Aquella que nos llevó del glamour Tom Ford-iano de los 2000 al mando de un lenguaje excéntrico y de storytellings desvergonzados. Alessandro partirá a nuevos horizontes, esperemos igual de divertidos que los anteriores – y ojalá que se lleve a Harry también.
Pero por lo pronto, mientras esperamos a aprender el nuevo idioma de la marca, lo único que sé es que tendremos que cambiar nuestra frase por: “muy Gucci… de Alessandro Michele”.
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