De Beyoncé a Taylor Swift: El impacto de la moda en una gira musical
Por Fernanda Rodríguez
De los muchos amoríos y vínculos que tiene la moda, la música es probablemente uno de mis favoritos. No terminaría nunca si me propusiera escribir sobre todos sus encuentros, pero hoy lo voy a intentar con solo uno: Las giras musicales. Desde los años 20 con Jean Patou diseñando los vestuarios de Josephine Baker, la ropa para los escenarios musicales lleva décadas construyendo su historia. Pero sí nos ponemos a explorar los vestuarios de las giras actuales de artistas como Beyoncé y Taylor Swift, además te vas a dar cuenta de que el discurso entre las estrellas y la ropa que eligen para el espectáculo, es en realidad una simbiosis profunda. Un efecto más del mutualismo entre la moda y el entretenimiento que en la era del fashion-tainment, está más presente que nunca.
Es un hecho que la esencia de un artista es mucho más que su música. Cuando hablamos de estrellas como David Bowie o Britney Spears, sus canciones y sus conciertos son solo una pizca de lo que representan en el imaginario cultural. Su identidad está formada por muchísimos factores y uno de los más poderosos, es la ropa. La moda les proporciona a los artistas — al igual que a todos nosotros — una vía para expresar su creatividad y su personalidad. Detalles que a primera vista podrían no parecer importantes, cobran significados muy profundos en la construcción de su individualidad. Las giras, por otro lado, son el escaparate más directo entre el artista y la audiencia. Son el punto de encuentro más cercano que tienen con el público y el momento de presentarse ante él.
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Cuando Taylor Swift concibió The Eras Tour y decidió que quería presentar la música de todos sus discos pasados, no le bastó con pensar en las canciones más representativas de cada uno. Taylor percibió la identidad de cada álbum y la tradujo en escenografía específica, instrumentos particulares y sí, ropa distinta. El show se divide en las diferentes secciones del pasado de Swift y cada una cuenta con un diseño de vestuario concreto. Un vestido lila vaporoso y etéreo de Alberta Ferreti para Folklore o un jumpsuit de una pierna con un motivo de serpiente de Roberto Cavalli para Reputation. Metafórica o literalmente, las piezas que Taylor eligió para cada representar a cada era, hoy están relacionadas profundamente con las canciones de la misma. Nos va a costar trabajo pensar en 22 sin visualizar la T-Shirt blanca con frases en lentejuelas negras y rojas de Ashish, por ejemplo.
Así se forja una relación entre la vestimenta y la imagen global del artista. Relación que en ocasiones puede manifestarte de formas inéditas. Por ejemplo cuando Beyoncé y Oliver Rousteing co-diseñaron la colección Couture de Renaissance. Hablamos de una colección de moda completamente inspirada en un álbum. Con cada pieza encarnando una canción diferente del disco, demostrando que la música inspira a la moda lo mismo que la moda inspira a la música. Por eso decía yo que la asociación es simbiótica, pues tanto la ropa sirve como vía de expresión y herramienta identitaria, como la música sirve de estimulación. Para las marcas y los diseñadores, vincularse con un artista en el escaparate global más importante del mismo, es una oportunidad de visibilidad excepcional.
A diferencia de una colaboración en la alfombra roja en donde el artista posará con el diseño unos minutos; el cantante va a lucir el atuendo de su gira en múltiples ocasiones, en ciudades de todo el mundo, y será fotografiado innumerables veces. Los looks de las giras y los conciertos ven una exposición mediática que no se encuentra en ningún otro lugar. La permeabilidad en el imaginario colectivo del público está prácticamente asegurada, amplificando a la marca, su presencia cultural y por supuesto, sus ventas.
Un estudio por Nasty Gal utilizando data de Google Search encontró que el interés en línea por « botas vaqueras metálicas » aumentó en 488% una noche después de que comenzara Renaissance World Tour. De la misma forma, para casas como Loewe y Courrèges, la adopción de Beyoncé de sus piezas ha significado incrementos en notoriedad y percepción, por lo que las firmas están dispuestas a invertir tiempo y recursos con tal de formar parte del momento cultural que viene de la mano de los cientos de tiktoks y los millones de fotos.
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Claro que esto no es fácil. Con la competencia del mercado actual y con todas las dificultades que representa diseñar para un espectáculo de alto nivel y rendimiento, es entendible que Coperni reportara para TBOF que el corsé plateado con capa que luce Beyoncé requirió 100 horas de bordado. Y este no es el único paso complicado del proceso. ¿Te has preguntado como lavan la ropa cada noche después de una sesión de tres horas de baile, sudor y a veces hasta lluvia? (o cerveza, qué sé yo, depende del concierto…) Resulta que hay lavanderos expertos que acompañan a los artistas en las giras. Hay una pieza muy interesante de TNYT que lo relata.
En fin que podemos concluir que la vestimenta de un Tour es un mundo por sí mismo, parte a su vez de un universo mucho más grande que son los lazos entre los músicos y las marcas, algunos de los cuales ya comienzan a salirse del escenario. Si no me creen, pregúntenle a Versace y la línea co-diseñada por Dua Lipa que sacaron hace unos días, precisamente después de haber colaborado juntos para la gira de Future Nostalgia.
Es un gran universo, les digo.
Referencias:
Recap de todos los looks de Taylor Swift para The Eras Tour por Harper’s Bazaar
Recap de todos los looks de Beyonce para The Renaissance Tour por Harper’s Bazaar
« He Knows the Stars’ Dirty Laundry. Because He Washes It. » por The New York Times
The Business of Dressing Beyoncé (and Other Pop Stars) por The Business of Fashion
